El temario, a nuestro modo de ver, es un guion de los contenidos que hay que preparar, pero no aprender de forma literal empleando únicamente la memorización.
Esta frase, tantas veces escuchada se concreta en la idea de que es recomendable que el opositor haga los temas “suyos”, que los estructure y amplíe para sentirse cómodo con ellos. El temario es una gran ayuda que nos debe servir como base para nuestro estudio.
Está claro, que esto es más fácil cuando se controla el tema, pero aún no siendo una materia que manejéis a la perfección, debéis adaptar y completar el tema a vuestro gusto. Para ello, es muy útil hacer cuadros de contenidos, esquemas o mapas conceptuales. Nos parece útil, porque además te da una visión fotográfica del mismo. Especialmente útiles los considero para temas de contabilidad, donde los apartados que se redactan en el temario, son muy “generales”. Del tema 9 al 14, se engloba, desde los conceptos más elementales de la contabilidad, hasta la elaboración de las cuentas anuales. Esto pasa por todas las posibles problemáticas de Contabilidad Financiera, Contabilidad de Sociedades y Análisis de Balances, y debes tratar de redistribuirlas entre dichos temas y decidir qué vas a contar en cada uno, siempre “arropado” por el guion, que es el temario.
Sabemos que la limitación es el tiempo, y que ponerse a completar un tema, puede ser infinito, pero es imprescindible tener una planificación de lo que vas a contar; el orden, ayuda.
Otro elemento de gran ayuda es centrarse en los temas que dominas, que te gustan o te resultan más sencillos, porque si tenéis suerte, y os sale, vais a luciros. Aún así, hay que prepararse con cierto grado de garantía todos, o todos por los que apostéis.
Por último, y más de cara a realizar la prueba teórica, también es importante, tratar de contestar a todos los apartados del temario. Te pueden suspender la prueba, solo por no haber hablado, aunque sea mínimamente de un apartado.