En los últimos años la cuestión de como se debe disciplinar a los niños se ha convertido en un debate intenso entre todos los docentes de la comunidad educativa. Algunas corrientes apuestan por las nuevas formas de castigo defendidas por la psicología basadas en la modificación de la conducta vía persuasión positiva mientras otras aproximaciones continúan defendiendo la idea de que «un cachete a tiempo» es sano y recomendable para el desarrollo.
En la escuela, los profesores a menudo pueden verse cohibidos por las diferencias de valores que puedan existir entre padres a la hora de disciplinar a sus hijos, lo que puede resultar en que a veces el profesor no sepa demasiado bien cómo debe ejercer su autoridad. A continuación proponemos ocho alternativas para padres y docentes que pueden servir de castigos originales, efectivos y modernos para los niños de hoy en día:
Escribir una redacción
Antiguamente se hacía repetir a los niños una frase dictada durante un número determinado de veces. La frase en cuestión contenía un mensaje que debía quedar grabado en la mente del niño a base de reiteración. Este tipo de castigo ha quedado inmortalizado por la icónica imagen de Bart Simpson escribiendo en la pizarra de la escuela justo antes de que suene la campana, o, de una forma mucho más brutal, con la pluma con la que Dolores Umbridge hace a Harry Potter repetir la frase «no debo decir mentiras» hasta que ésta quedase bien grabada, literalmente, en Harry Potter y la Orden del Fénix.
En este caso proponemos una redacción libre con un determinado número de palabras en la cual la persona sobre la que se aplica el castigo debe desarrollar los siguientes puntos:
– Cual ha sido la infracción
– Por qué es una infracción, esto es, que consecuencias negativas tiene la infracción para otros y para si mismos
– Una reflexión personal acerca de los dos anteriores puntos
– Una parte de la redacción dedicada al comportamiento futuro.
Es bien sabido que los mensajes se interiorizan de forma distinta en función de como se reciben. Así pues, un mensaje recibido de forma pasiva (por ejemplo, escuchandolo) se interioriza menos que un mensaje recibido de forma activa (por ejemplo, leyéndolo). Y un mensaje adquirido (algo que te cuentan) se interioriza menos que un mensaje producido (algo que cuentas). Escribir una redacción en la que la persona castigada tiene que realizar una exposición acerca de la infracción, el castigo y las consecuencias de ambos es una forma activa y producida, es decir, lo más eficiente posible, de llevar el mensaje a buen puerto.
Trabajo temporal
Muchas veces el castigo viene por un mal comportamiento motivado porque el niño desea algo que tiene un coste del cual no es consciente, habitualmente dinero, o espera que acometan otros de forma caprichosa.
Hacer que la persona castigada realice pequeños trabajos temporales puede hacer que comprenda la relación entre el esfuerzo y la obtención de bienes, y puede recalibrar la proporción de ambas de tal forma que las distorsiones que a veces ocurren con respecto al valor de las cosas se corrijan. Algunos ejemplos de trabajos temporales para niños pueden ser:
– Pasear perros
– Cortar el cesped
– Vender galletas
Este tipo de opciones eran más comunes antiguamente (el ejemplo arquetípico es el del repartidor de periódicos) cuando la mecanización o la profesionalización de ciertos servicios, así como la preocupación por la seguridad de los niños, no estaban tan extendidos. Por esa razón, esta opción hoy en día requiere naturalmente supervisión paterna y contar con gente de confianza. Generalmente lo que haremos será recrear un trabajo, más que llenar un trabajo propiamente dicho.
Por ejemplo, si tenemos un amigo que tiene un jardín podemos pedirle que «contrate» a nuestro hijo para trabajar en el, puesto que el objetivo aquí entendido por todas las partes no es ni obtener dinero ni arreglar el jardín, sino enseñar el valor del esfuerzo.
Actividades solidarias
Una forma bonita y más segura es involucrar al niño en actividades solidarias. Esta práctica puede despertar la empatía en la persona que recibe el castigo, especialmente si la actividad en cuestión consiste en paliar a personas menos afortunadas o con otras experiencias de vida.
Una opción interesante es involucrar al niño en visitas a centros de ancianos o lugares donde haya personas mayores y pueda colaborar en el cuidado de éstas. Los ancianos pueden suponer una fuente de aprendizaje para los niños, y la actividad puede resultar provechosa también para ellos.
Una opción alternativa es el cuidado o compañía de niños con discapacidad o trastornos del aprendizaje. Simplemente el contacto o meramente jugar con ellos puede favorecer la empatía y el entendimiento de que existen condiciones diferentes a las de uno y prevenir conductas como, por ejemplo, el bullying.
Ver una película
Ver una película que tenga un mensaje relevante para el castigo que queremos implementar puede ser una forma original y moderna de conseguir cambiar la conducta de la persona castigada, especialmente si se combina con la opción número 1) de esta lista donde nos aseguramos de que el niño asimile el mensaje de la película en cuestión y reflexione sobre el.
No obstante, simplemente ver la película y luego tener una conversación con el niño acerca de la película, su mensaje y como se puede aplicar a nuestra situación en particular puede ser igualmente productivo y constructivo.
Actividades reparadoras
Nunca está de más si la persona castigada realiza algún tipo de acción que tenga intenciones reparadoras o que pretendan compensar a las personas damnificadas por la infracción. Aunque esto, de por sí, no constituye un castigo particularmente original puede ser interesante combinarlo con alguna de las otras opciones según corresponda y para mayor efectividad.
Hacer las tareas de la casa
No sabemos si es el castigo más original pero sí de los más efectivos.
Una de las incesantes historias que los baby boomers no paran de contar acerca de su experiencia haciendo el servicio militar es como a veces eran obligados a hacer cosas como limpiar letrinas con cepillos de dientes o pelar patatas con navajas pequeñas.
Obviamente, no esperamos que conviertas tu casa o tu aula en un cuartelillo, pero si puede ser interesante que, en la ocasión en que esto sea relevante -es decir, en relación con la infracción cometida- hacer que el niño participe activamente en el mantenimiento del hogar o del aula puede ser una buena forma de que comprendan que el orden y unos estándares de vida agradables requieren un esfuerzo constante el cual, si no lo hacemos nosotros, al menos debemos estar agradecidos a las personas que lo hacen por nosotros.
Hacer ejercicio
Otra técnica de cuartelillo.
La obesidad es un problema frecuente en nuestra sociedad. El ejercicio como forma de castigo debe estar enfocado a inculcar las carácteristicas positivas del deporte y no debe en ningún caso exigir más de lo que la persona a la que se le aplica el castigo puede dar o generar aversión hacia la actividad física.
En consecuencia, puede ser una opción de castigo limitada, pero efectiva en las circunstancias apropiadas.
Elegir el propio castigo
Este castigo moderno es de los más recomendados por los psicólogos.
Hacer al niño elegir su propio castigo implica que indirectamente el niño debe reflexionar sobre la infracción, sus consecuencias y lo que es justo o es injusto.
Esta es una estupenda alternativa que favorece la interiorización de conceptos y la responsabilidad personal.