C. La actualidad y vigencia de los aspectos científicos y teóricos de los que trate el tema:
Es evidente que un profundo conocimiento de la legislación esté en vigor en el momento de los exámenes es necesario para realizar correctamente los temas.
D. Todo aquello que facilite al tribunal la comprensión del tema:
Nos referimos ahora a los aspectos procedimentales que podemos contemplar en la escritura del tema. Entre ellos estarían las siguientes estrategias. Una sería el escribir en primer lugar la introducción-índice y las conclusiones junto con la bibliografía, haciéndolo entre los minutos 1 al 30 del examen. Esto responde a que en ese momento inicial la frescura mental del opositor es total, mientras que conforme van pasando las dos horas del examen el cansancio se acumula progresivamente. Así, al poder redactar con sosiego la introducción y las conclusiones finales, nos aseguramos que transmitiremos unas muy buenas, al principio y para acabar, sensaciones al tribunal. Además esta estrategia también nos garantiza que el tema no quedará incompleto o inacabado.
Posteriormente se escribirían los epígrafes equilibrados (del minuto 31 al 110). Ello conlleva la importancia de la capacidad de síntesis, es decir, transmitir información, ideas y conceptos sin tener que decir todo lo que se sabe al respecto. En este sentido debemos plantearnos nuestro conocimiento como un “iceberg”, o sea, que sólo se dice una pequeña parte de todo lo que se sabe. Lo que suele suceder al opositor novato es que al principio le sobra tiempo de las dos horas de las que dispone al escribir los temas, normalmente porque carece de información suficiente para rentabilizarlas, pero a medida que va acumulando meses de estudio ocurre que llega a la coyuntura de que con dos horas le falta tiempo, y por ello no puede llegar a contar todo lo que sabe, por lo que se hace imprescindible una excelente capacidad de síntesis. De los contrario podríamos caer en una redacción desproporcionada entre el tamaño de los epígrafes o lo que sería incluso peor, llegar a dejar los temas inacabados. Esto se consigue entrenando el procedimiento mismo de escritura, es decir, escribiendo al menos un tema a la semana durante los meses previos al examen. Por otro lado sería muy conveniente haber hecho esquemas de los temas a fin de poder retener una cantidad mínima de datos de cada uno de ellos. Esto también permitiría dos cosas: relacionar conceptos intertemas y formarse una idea global del contenido base de cada tema para tener siempre así muy presentes todos los apartados en los que vamos a desglosar sus epígrafes.
Ya para finalizar, del minuto 110 al 120, os recomendamos que se repase todo lo escrito. El objetivo de esta maniobra seria poder corregir erratas, los párrafos mal redactados y/o punteados, etc; fruto de la velocidad normalmente excesiva de escritura. Todo ello evitaría que al leerlo el tribunal se invalide la prueba ya que la ortografía y la grafía cuentan. Para ello os insistimos en la necesidad de escribir mucho para lograr automatizar párrafos, provocar la adaptación biológica del antebrazo y mejorar la caligrafía, entre otras muchas cosas.